Las Nanoburbujas de oxígeno tienen un papel clave en mejorar la eficiencia del riego y la calidad del cultivo. Su carga superficial negativa las hace atraer y adherirse a contaminantes como aceites, grasas, y compuestos orgánicos.

En el riego, el oxígeno adicional mejora la aireación del suelo, evitando la asfixia de las raíces y promoviendo una mayor absorción de nutrientes, lo que favorece el crecimiento saludable de las plantas, especialmente en cultivos lechosos. Este tipo de oxigenación mejora la producción y calidad de la fruta, y es particularmente beneficioso en suelos con condiciones físicas desfavorables, como los de los cerezos.

Por otro lado, los equipos híbridos O2O3 combinan el uso de Nanoburbujas de oxígeno y ozono, lo que permite utilizar el ozono para tratamientos fungicidas foliares. El ozono, al ser un poderoso oxidante, elimina microorganismos dañinos como bacterias, virus y hongos sin dejar residuos. Este enfoque reduce la necesidad de productos fitosanitarios.